El miedo en el ser humano desde una perspectiva psicoanalítica

El miedo en el ser humano desde una perspectiva psicoanalítica

Grupo de trabajo de la clínica INDE 

 

RESUMEN

Estudio del miedo como afecto en sus distintas dimensiones, cualidades y cantidades, tanto para el diagnóstico, como para el tratamiento psicoterapéutico. Se considera afecto principal que en su gestión, y en relación con las relaciones sociales permite la mentalización y el desarrollo humano. El miedo si es desbordante se vuelve tóxico, incapacitando para le mente para que pueda pensar. En ese sentido, si continúa en cantidad y en el tiempo, no se puede significar, siendo un elemento, en esta propuesta, como fundador del trastorno mental. En ese sentido se trabaja desde la experiencia y en los modelos psicoanalíticos que utilizamos, como un factor a comprender y trabajar en los alumnos y pacientes del trastorno autista, así como en los trastornos mentales graves de los adultos.

Palabras claves : TEA (trastorno del espectro autista), TMG (Trastorno Mental Grave), Clínica INDE (Clínica de Integración y Desarrollo), trabajo del doble (proceso de utilización de la estereotipia y de las manías, en reeducación y clínica, repitiéndolas, para establecer el vínculo visual, y luego complejizar la relación), resiliencia, verdadero y falso self, derrumbe y catástrofe.

                                                                                                                

Introducción

 

¿Y por qué sobre el miedo?

 

En psicoanálisis el miedo surge como un afecto esencial en la explicación de los distintos trastornos mentales. En ocasiones se entiende como el origen de ellos, aunque en otras teorías psicoanalíticas y modelos terapéuticos afines, se da más importancia a la palabra que al afecto. Así tenemos teorías que priorizan la palabra al afecto, el lenguaje verbal al lenguaje preverbal, la relación edípica a las relaciones simbióticas originarias, etc. De tal forma que distintos modelos generan distintas prácticas clínicas.

Por otra parte, en la clínica, y también en la vida social, parece que los afectos y sentimientos, en especial, los que se sienten como negativos, se sufren y se viven, pero no son expresados ni comunicados, si no es por los síntomas. En otras ocasiones, se reprimen como culposos, ya que generan vulnerabilidad y una fragilidad que te pone a merced del otro.

 

Metodología de trabajo

 

En el grupo de trabajo de la clínica INDE, en relación con los trastornos mentales más graves, y con los estigmas que éstos pueden tener en la sociedad, surgió la idea de profundizar desde la experiencia, en la importancia afectiva de los afectos, su toxicidad si son intensos, y las consecuencias para la identidad personal y las relaciones sociales.

Desde esta perspectiva, se formó el diálogo en un grupo de trabajo interdisciplinar de profesionales intentando hablar desde la experiencia, el trabajo profesional, la investigación y el compartir, tanto modelos teóricos como ideas personales.

Los talleres de escritura, también de la Clínica INDE, como en otras ocasiones, son productos de comentarios en whatsapps del grupo, de reuniones de los participantes y de intercambios de documentación, así como de propuestas de escritos. El tema surge de algún comentario de interés para la profesión, o de propuestas concretas que generan interés en el grupo.

 

Referencia al miedo en la psicosis

 

            Haciendo referencia al miedo que puede generarse en la psicosis, un miembro del grupo comparte por whatssap el siguiente artículo: http://culturainquieta.com/es/lifestyle/item/11722-hacer-el-capullo-ultima-moda-para-combatir-el-estres.html. Éste habla sobre una práctica japonesa, la cual consiste en envolverse en una tela fina, en postura fetal sobre una colchoneta y mirando al techo. Se utiliza para la recuperación física de las mujeres después de dar a luz y para combatir, de forma general, el estrés. Sería como imitar en un entorno controlado una regresión al útero, lo que a su vez se plantea si podría llegar a ser peligroso. Otro miembro del grupo propone que esto también podría llegar a ser una exposición a nivel sensorial tan primitivo que podría desencadenar la pérdida de control de la situación, incluso desarrollarse un brote psicótico, al poder revivir angustias muy lejanas.

            No obstante, si esto se hiciese en un contexto terapéutico y controlado se piensa que no tiene porque generar una regresión tan profunda. Podría producir una regresión patológica si se hiciese de manera intrusiva y violenta. Todo esto tiene que ver con el bienestar que produce el abrazo y las dificultades que hay en los TMs, en el abrazo y el contacto físico.

 

Referencia al miedo en el autismo

 

            El artículo expuesto anteriormente también da lugar a hablar de los niños del espectro autista. Estos necesitan superficies que los contengan y los calman. Estar en posición fetal genera además sensorialidades que en la memoria ancestral nos lleva al bienestar y el relajamiento. Los adultos pretendidamente normales cuando nos deprimimos o angustiamos, nos calmamos con un abrigo que nos cubra, o acostándonos y cubriéndonos como hacen los TEA en psicoterapia colocándose debajo de una manta. La posición fetal además nos lleva al relajamiento.

            En los niños autistas es especialmente significativo cuando hablas con los padres, y ya que éstos niños no expresan sentimientos en sus relaciones familiares, menos aún miedo, los padres manifiestan negación con respecto al sufrimiento de sus hijos, y la dificultad de entender su aislamiento como una defensa al sentir cualquier afecto, especialmente el miedo como hemos dicho. En ese sentido, en el ámbito profesional, el comunicar el sufrimiento de los niños con TsMsGs, produce rechazo en los familiares, educadores, maestros, etc. En esta ocasión, es comprensible, dado el propio sufrimiento que podrían tener ellos y la culpa por reconocer el dolor del pequeño. No es tan comprensible en el mundo cotidiano, la negación a la expresión afectiva, ni a reconocer sentimientos en los trastornos mentales graves, ni a comprender incluso en los adultos esquizofrénicos y psicóticos, el miedo que pueden tener en vincularse, y el propio miedo del pretendido normal, a relacionarse con ellos.

 

Miedo y desarrollo evolutivo

 

Los tres elementos de la estructura mental

 

            Bion hablaba de tres elementos, el amor, el odio y el conocimiento. Estos serían los tres átomos para formar la molécula mental y la mezcla de los tres formarían el bienestar.

            Partiendo que el conocimiento es uno de los elementos de la estructura mental, es importante destacar que para llegar a adquirirlo, al igual que en el propio proceso de aprendizaje, hay que atravesar el miedo. Podríamos decir que es través del aprendizaje y de la evolución natural, cuando los objetos de las primeras relaciones simbióticas se abandonaban, en lo que llamamos procesos de duelo, y en otros modelos en los procesos de individuación y separación, y es cuando se cogen nuevos objetos vinculares estableciendo relaciones más complejas. Estos procesos en los TEA quedan clausurados o muy limitados. En las personas con autismo, la estereotipia serviría para crear un mundo cerrado, circular y sensorial, que les aísla del mundo externo. En nuestra propuesta, sin embargo, la estereotipia nos sirve para vincularnos con el TEA y la posibilidad de crecer. Esto es así porque la utilizamos en psicoterapia y en reeducación, en procesos que llamamos de trabajo del doble, y que permitiría una vez se produce el vínculo visual, cuando la estereotipia queda significada por la relación social, y ésta queda abandonada estableciéndose una relación sensoriomotriz que tenga que ver con su desarrollo, ya que esta experiencia sensoriomotriz mutua es capaz de transformación y contención como significado de la relación terapéutica.

 

Bion y las dimensiones del odio

 

            Para Bion, dentro del elemento odio encontramos que habrían unos sentimientos que tienen unas manifestaciones hacía fuera, impregnadas de violencia y agresividad. El ataque es hacia fuera, dirigido al semejante. Y otros afectos hacia dentro como el miedo, la angustia, la ansiedad, la culpa etc. El odio hacia uno mismo y odio hacia el afuera. Hay como un espectro de los afectos que se gradúan teniendo en cuenta la calidad y la cantidad. Por ejemplo si hablamos del ataque hacia el otro, podemos hablar de la agresividad que sería un sentimiento bueno para establecer límites. Sin embargo, la violencia Bion la consideraba como un elemento patológico de la personalidad, cuando es continua e intensa. Pero a veces la violencia es buena, cuando es en un momento determinado y para evitar males mayores. Para ello habría que ver el contexto y si su fin, es el bien del semejante (ejemplo de cruzar la calle con peligro de atropello y que la otra  persona te coja bruscamente, evita el accidente pero disloque el brazo). El miedo se puede entender como un sentir hacia lo externo, que es violento sobre uno mismo. En general, surge sobre lo desconocido y no es familiar. Por ejemplo, la experiencia de un viaje que haces por primera vez y quizás no lo organices tú: hay inquietud, intranquilidad, ansiedad. Te sales de lo habitual y ya hay miedo. La dificultad de la patología TEA es que se crean defensas para no conocer. Cuando esto pasa, se pueden dar dos características de la psicopatología: la depresión (hacia dentro) y los sentimientos paranoides (hacia fuera), que es el ataque hacia el otro. Serían los componentes de las dos posiciones kleinanas, la depresiva y la esquizoparanoide

 

 

Miedo e ira

 

            Una miembro del grupo comenta la relación existente que puede llegar a haber entre la ira y el miedo. Concretamente como este último puede ser el principal origen de la ira. Hablaríamos del miedo provocado por un ataque hacia la propia imagen, hacia una parte del yo, y cómo al protegerse se termina atacando al otro. Cuando conseguimos que el niño autista salga de su aislamiento se puede observar conductas agresivas hacia el otro, como mecanismo protector del nacimiento de la propia identidad. El miedo puede llegar a ser protector del yo, así como la agresividad, aunque en otras ocasiones, puede derivar en diversos mecanismos, los cuales quizás pueden llegar a ser problemáticos cuando vuelve rígidas las defensas, sin posibilidad de adaptación a las circunstancias.

Estaríamos hablando de dos afectos opuestos: La rabia/ira y el miedo. Pueden ser sucesivos pero si se tiene uno no se tiene otro. Por ejemplo, el soldado en la trinchera tiene miedo y como es insoportable, salta y ataca al enemigo, evita el miedo, con la agresividad motriz del ataque. Como se ha comentado anteriormente, la rabia, la ira, la violencia y la envidia serían dimensiones extremas y patológicas de la agresión. La ansiedad, la angustia, las fobias y la desconfianza dimensiones del miedo. Por otra parte Bion las incluye todas en dos dimensiones generales: El amor y el odio.

            Con ello, entendemos que la agresividad o el miedo, cualquier sentimiento, no tiene por qué ser negativo ni positivo. Es en relación de la experiencia con el entorno podemos decir cómo se ligan unos con otros y afirmar así si son más en la línea de la salud o más patológicos, tóxicos e insanos.

 

Las causas del miedo

 

Miedo, angustia e identidad personal.

 

           

            Un miembro del grupo de trabajo propone el libro del “el hombre en busca del sentido” (Victor Frankl), el cual relata la capacidad humana de trascender sus dificultades y descubrir la verdad conveniente y orientadora. Con ello, se abre el debate sobre el desarrollo de la identidad personal entendida como una personalidad que adquiere el máximo de evolución en todas sus capacidades emocionales, sociales y cognitivas. Por lo que la identidad personal se va construyendo con los significados de la historia de cada uno. Pero en el camino de encontrar la plenitud habrán dificultades, enfermedades, conflictos, duelos, que podremos definir como lo siniestro, lo extraño o lo desconocido. Estas dificultades nos lleva al miedo y la angustia. No obstante, para crecer mentalmente se requiere gestionar el sufrimiento y el miedo a conocer y al superarlo nos lleva al saber. Solo atravesando ese miedo llegamos al otro conocimiento más profundo, al desconocido, y al cumplimiento del deseo que nos llena de satisfacción.

            Por otro lado, una de las integrantes del grupo habla desde su experiencia donde explica que el miedo y la angustia son necesarios para el desarrollo. Si hablásemos en términos constructivistas, lo más importante, sería la movilización de esquemas, el reto cognitivo, etc. y en nuestros términos el desarrollo de la capacidad simbólica, entre otros conceptos. Todos los avances en el desarrollo generan incertidumbre y angustia, elementos desconocidos e inciertos,  que con un buen apoyo e interpretación de los cuidadores, se producen avance porque calman y contienen la angustia de manera que se produce el desarrollo y el aprendizaje.  Dice el compañero: “Siempre digo que he acabado en psicoanálisis en primer lugar por necesidad personal y aprovechando ese conocimiento que de ahí se genera, para ayudar a otras personas a transitar esos estados de angustia”.

            Podríamos decir por tanto, que superar el miedo te hace más fuerte. El término que define ese salir reforzado de una experiencia dolorosa es el de resiliencia, un concepto muy importante que utilizamos actualmente. La entendemos como la capacidad que tiene un sujeto para superar situaciones traumáticas. Sería como superar el miedo que nos ocasiona el vivir. Tiene que ver por lo tanto en la gestión  emocional o en superar los duelos.

 

Miedo y psicopatología

 

El miedo en las psicosis infantiles.

 

            Por un lado, durante el diálogo realizado en la sesión que se llevó a cabo en la clínica INDE, surge el  concepto del derrumbe” del yo de Winnicot. Concretamente se habla del miedo para poder organizar la estructura mental, es decir, para poder sobreponerse al miedo al derrumbe. Este derrumbe sobretodo hace referencia a nivel de la personalidad, donde se está entrando en un proceso de tipo psicótico, con lo cual está entrando el miedo atroz, es decir un brote psicótico que te bloquea la mente y donde para salir de él puedes atacar al otro. Aquí hay un derrumbe, que es un pozo sin fondo y atroz y como es insoportable el terror sin nombre, el cual será descrito después, la persona intenta deconstruir a nivel de la paranoia, el delirio e incluso intenta la actuación. El término derrumbe se refiere sobretodo a un desmoronamiento, un caos de tipo mental, cuando la parte psicótica de la personalidad está totalmente desconectada y disociada. Winicott podría haber explicado el derrumbe de la personalidad cuando a raíz de una situación traumática grave, ésta conlleva una herida muy profunda e insoportable.

            Por otro lado, Winnicott habla del verdadero y el falso self, y de la situación traumática al nacer en la primera infancia, que constituiría el verdadero self frágil, con miedo al mundo, recluido internamente,  y el falso self, como la apariencia hacia el mundo social, que en ocasiones es de arrogancia, intolerancia y violencia. El verdadero self, en psicoterapia se tiene que reparar. El término derrumbe entraría más en lo que Bion habla de catástrofe, a diferencia del cambio catastrófico, que permite tolerar la frustración de lo desconocido y cambiar asimilando lo nuevo. Se distingue así el cambio catastrófico y la catástrofe. El primero implica que ante lo desconocido hay una catástrofe de lo antiguo con dolor, porque hay un cambio hacia el nuevo paradigma. Se produce un cambio interno, se incorporan elementos nuevos y se hacen reestructuraciones que construyen cambios en la identidad, con el coste personal que eso supone. Mientras que la catástrofe tiene que ver más con un brote psicótico. Algo nuevo traumático, no puede ser gestionado e inunda de miedo la mente, con desestructuración mental.

 

El miedo en el autismo.

 

            Bion describe un miedo inicial que es el miedo sin nombre, significado profundo de los TMG como en el autismo o la psicosis. Hay un miedo relacionado con la necesidad de conocer, que sufrimos todos los seres humanos, distinto al terror sin nombre, que impide el conocimiento. El feto tiene emociones pero no tiene consciencia, luego Bion lo llamará elementos beta, que son las emociones sin consciencia. Cuando el feto tiene experiencias desagradables lo primero que sufre es displacer, miedo, pero si se convierte en terror sin nombre, porque no se puede nombrar, no hay función Alfa de la madre, no se puede gestionar, calmar, no hay posibilidad de consciencia, y si es continuado, puede provocar autismo en sus inicios o psicosis.

            En el trabajo en la escuela con las logopedas, el nene autista ante tanta intrusión logopédica formal, lo que se producía es una catástrofe, porque le rompes las defensas al impedir la estereotipia. El alumno TEA tiene las defensas autísticas para aislarse del mundo exterior, que él lo vive como violento e intrusivo. Si se inhiben las estereotipias sin establecer previamente la relación simbiótica, lo vive como intrusión, provocando una catástrofe. Hay que tener mucho cuidado con romper las defensas, porque éstas son un continente rígido y psicótico, pero imprescindibles y protectoras hacia el exterior. El TEA no tiene instrumentos mentales humanos desarrollados para poder elaborar al extraño, lo desconocido, con lo cual es normal que los autistas ante un aprendizaje intrusivo cojan una rabieta.

            Es importante señalar que Bion decía que todos tenemos partes neuróticas y psicóticas, nosotros añadimos que también autísticas. Partes autísticas como tics que no nos damos cuenta, órganos internos que tienen y provocan sensaciones. La parte neurótica la entendemos como la parte reflexiva que controla y puede contener a la parte autística y psicótica, las cuales nunca pueden ser reconocidas ni tomar consciencia de ellas.

 

Construir, destruir y volver a reconstruir.

            En el grupo se expone la conexión existente entre miedo, trauma y disociación a partir del libro “la sombra del tsunami de Bromberg”. Éste explica mucho la expresión neurofisiológica y somática de los estados de trauma, hiperexcitación y disociación. Además se centra en el trauma relacional temprano del apego y de cómo se estructura la personalidad en función de esto. En general explica bastante bien los procesos neurofisiológicos asociados, los cuales podrían ser una buena base para poder argumentar a las personas escépticas que no ven el alcance de nuestra concepción relacional, la importancia, entre otras cosas, de la regulación de los afectos en el bebé.

            Por otro lado, a raíz del concepto del “derrumbre” del yo de Winnicot, ya mencionado anteriormente, uno de los miembros del grupo expone la lectura del fragmento de un texto, el cual dice: “el ego es como un edificio que construimos a base de dogmas, traumas, películas, experiencias, televisión, personas queridas y no queridas”. A lo mejor, al construirlo, lo hacemos a base de todo eso y destruir es también  ir derrumbando partes de ese edificio.

            A raíz de este fragmento, se expone que a nivel cognitivo esto tiene que ver con construir y destruir. En general, para pensar construimos un concepto sobre la vida o cualquier cosa, porejemplo, de lo que son nuestros padres. A través de la experiencia te creas una idea, que normalmente es idealizada, donde a partir de la evolución se va desidealizando a los padres. En la adolescencia se crea una ruptura, porque se han introducido nuevos elementos, que han producido un cambio catastrófico en el aparato conceptual del ser humano. De tal manera que el elemento nuevo que ha entrado, tiene que permitir que la idea no se haga rígida, sino que tiene que tener la capacidad de desorganizarse en un proceso de tipo psicótico, y en ese sentido lo que se obtiene es un trabajo de reelaboración.

Por ejemplo, a nivel científico, cuando un modelo nuevo se descubre se rompe el modelo anterior y se reelabora el nuevo. Newton crea un modelo científico a base del principio de causalidad. El modelo de Einstein es a base del principio de la relatividad. Posteriormente con la teoría cuántica  rompe los modelos científicos anteriores y puede explicar el universo.

[1] 

 

Miedo – apego.

 

            Respecto a la relación existente entre miedo y apego, un miembro del equipo, comenta que desde su punto de vista, el miedo se manifiesta en el momento que una persona sale de su zona de control o perímetro seguro. Los cambios, las pérdidas, la muerte, etc. nos sacan abruptamente de esa zona. Y cómo se postula desde el apego, si no tenemos en nuestro interior o en nuestro exterior, unas figuras estables y disponibles a las que aferrarnos, entonces caeremos en una dinámica de miedo crónico, con múltiples y variadas manifestaciones sintomáticas.

             [2] El miedo, el placer y la destrucción o ira, son las piedras angulares de todo proceso de desarrollo. El problema aparecerá cuando estas no consigan interactuar de una forma armónica. No hay vinculación sin miedo al extraño, por ejemplo” (Borja).

 

Dentro del contexto relacional, concretamente dentro de la situación de psicoterapia, se producen los procesos llamados transferencia y contratransferencia. En terapia se da esta relación mutua, la cual es muy importante porque estamos ayudando al paciente a que se generen o reparen los circuitos neuronales. Con todo ello, se plantea en el desarrollo la idea de la importancia de la transferencia a nivel social, o sea, lo que se podría llegar a proyectar por ejemplo en los colegios, es decir, al efecto contagio que se puede generar hacia losprofesionales de un colegio en la manera de entender a los niños y las niñas. Una de las reflexiones que hace una de las personas del grupo de trabajo es lo siguiente: “Pienso que el  inconsciente se transmite, y que si puedo transferir un poco la actitud, y la manera de entender al niño y niña, ya es algo. Es decir, ayudar a las profesionales a mentalizar al niño y niña en su globalidad, a través del modelado hacia esas personas.

 

Miedo e inmigración.

 

            Se habla también del miedo psíquico cuando una persona, ya bien sea por necesidad o por placer, ha de viajar a un país completamente diferente al suyo de origen. Un miembro del grupo emigrante habla del miedo psíquico que llegó a experimentar cuando llegó a España y dejó su país. Relata que se encontró sola en un lugar desconocido donde su único referente era ella misma. Desde su experiencia, fue como como deconstruirse y construirse a partir de un nuevo » origen» pero cargada de una historia previa muy potente.

              Con lo cual se hace alusión también al miedo y el control. Una de las compañeras del grupo comenta lo siguiente: “Haciendo una lista de miedos que en algún momento he conocido, me doy cuenta de la necesidad que tenemos los seres humanos de controlar lo que vivimos. Y si ya no puedes controlarlo? Y si no lo conoces? Te asalta el miedo que vive fuera de tí, que sabe de tus debilidades y te vence provocando situaciones evitables que habrías querido vencer pero a las que no te enfrentaste porque creías que formaban parte de ti. No es así, creo que en ese momento de desconocimiento se debe frenar y pensar que no todo es lo que parece y que la realidad no tiene porque ser lo que el miedo nos hace creer. El miedo esclaviza y construye listas que todos creemos y además aceptamos”.

            Con ello, se comenta que el miedo baja la autoestima y crea patología. Tener expectativas altas y realistas de uno mismo o del entorno donde vivimos, calma la angustia, favorece la claridad de la mente para el trabajo y el esfuerzo y permite el desarrollo personal.

 

El estigma

 

Una compañera del grupo participa en un coloquio de radio en el cual surgió el tema del estigma. Concretamente del estigma del miedo de la persona “normal” hacia las personas que sufren algún tipo de enfermedad mental. Podríamos apuntar el estigma como un trauma ocasionado por la exclusión  de los llamados normales hacia los TMG. Estos normales en realidad son supremacistas. Las causas son fundamentalmente la ignorancia, no querer ver o peor aún tener una mirada distorsionada por prejuicios, leyendas urbanas, etc.

Para algunos, ese miedo al otro es porque lo ven como un posible yo que les recuerda esa parte oscura que todos tenemos. Hay personas que no quieren saber, prefieren pasar por la vida de puntillas. Aquí se profundiza con el concepto de miedo como la percepción del otro como una parte de uno mismo. En Klein es la identificación proyectiva y lo ominoso donde para Freud es la percepción de un doble. Ahí el miedo que nos perturba y crea el autismo y la psicosis. A raíz de este tema, se añade una cita de Martín Correa Urquiza, un antropólogo de radio Nikosia, la cual dice: «El estigma es el muro de la mirada del otro”.  En esta nota enfatiza Martín la importancia de la mirada excluyente.

            Por tanto, si a los trastornos mentales se les ofrece un entorno de respeto, sin estigmatizar y dentro de relaciones de apego, pueden con la ayuda del otro ligar sus angustias y miedos. Eso mismo pasa en los pretendidos seres normales, las relaciones de familiaridad, o en los tratamientos con personas con TM. Hay que tener en cuenta que estos significados en menor escala se da en las escuelas, en las parejas, en los amigos y en muchos grupos humanos donde se excluye, estigmatiza, agrede o humilla, mientras que otros sujetos comprenden, empatizan o respetan.

 

Correlatos fisiológicos del miedo.

 

            A nivel genético, hay una evolución afectiva, siendo la corriente más importante donde el ser humano ha creado una mente para sentir emociones y resulta que éstas las podemos nombrar con los diez dedos de las manos: amor, odio, ternura, etc. Parecería que el aparato mental está para pensar lo exterior porque es lo que podemos pensar, diferenciar, concretar. Sin embargo, la mente ha creado todo un mundo de clasificación  y seriación del mundo exterior, cuando se realmente lo que quiere controlar es el mundo interior a través de lo que hace con ese mundo exterior, o lo que hace con otros seres humanos.

 

Miedo a la toma de decisiones.

 

            Desde la experiencia de una de las personas del grupo de trabajo, que ha estado cerca de la muerte, se relata lo siguiente: “El miedo se genera al tener que tomar decisiones. Las hay de pequeñas y de grandes. Veo una diferencia grande en el miedo que se genera cuando fantaseamos y el que se crea en una situación real. Lo de las decisiones se dan también en lo físico, por ejemplo cuando se está a punto de perder la vida y se dice «se debate entre la vida y la muerte». En el miedo va implícito, para mí, una precipitación, mental y física…se aceleran los pensamientos, el corazón, la velocidad de la sangre. Cuando estamos en situación de tomar decisiones sobre cosas y/o situaciones que no conocemos la intensidad es mayor”.

            En situaciones de tocar fondo, en lo mental, por ejemplo con una depresión, y física por ejemplo al estar a punto de morir, la decisión es básica y crucial, vivo o muero. Quizás por eso, si se sale, el aprendizaje es mayor. Se descubren las fortalezas en las máximas debilidades. Cuando la decisión es sobre otros, sobre las relaciones y el conocimiento es nulo o poco, el miedo es mayor claro. Relacionarse con personas con una enfermedad, física y mental, no es fácil, a mi entender, por que se visibilizan todas las debilidades, no hay filtros y esas personas nos «obligan» a decidir cosas nuevas de manera muy rápida. Una cosa es fantasear con una enfermedad, o con la muerte, otra es pasarlo.  Igual en la relación con personas enfermas. Una cosa es teorizarlo, fantasearlo, y otra vivir una relación así. Desde luego, la resiliencia es como el agua para sobrevivir. Y lo que dijisteis al principio de los abrazos, el acompañamiento… sería como el aire.

            Para aprender a vivir con este miedo, que poco a poco se transforma en un recuerdo cargado de emociones y sensaciones que aún están muy presente. Para luego entrar al miedo en la toma de decisiones, grandes decisiones, que sin duda, a pesar del dolor hacen más fuerte.

 

 

El miedo en psicoterapia

 

Importancia de la ansiedad para iniciar el tratamiento

 

            Una de las propuesta que se desarrolla, surge a partir de la metáfora de la langosta metáfora de la langosta (https://www.youtube.com/watch?v=ujJZCVm3J7U&app=desktop). Ésta expone que las langostas cuando van creciendo tienen que ir dejando su caparazón, creando uno nuevo que se adapte a su nuevo cuerpo. Por tanto, las langostas van creciendo sintiéndose incómodas y sintiendo ansiedad. Esta metáfora podría trasladarse a la vida cotidiana de las personas, las cuales pasan por procesos de estrés, los cuales, nos ayudan a crecer sin bloquearnos ante las adversidades.

Freud creía que solo se accede a psicoanálisis con ansiedad. Si ésta es suprimida  por pastillas o adicciones no se puede llegar a entrar en la psicoterapia. Igual pasa con todas las prácticas holísticas, si en éstas se suprime el síntoma no se puede acceder a la causa.

            En lo referido al tratamiento del miedo, cabe destacar que la psiquiatría clásica va al síntoma y no le interesa la causa. Se trata la parte y no se considera el todo. A diferencia de otras corrientes psicoanalíticas, como la la caniana, Bion pone el énfasis en el afecto más que en las cogniciones. Lo más importante no es el hablar, las palabras, si no el sentimiento o el afecto que se produce dentro de la relación. La relación es lo más importante, toda relación tiene una carga afectiva y dentro de ésta, que es acción, pondríamos énfasis al sentimiento que contiene esa relación. Estos argumentos nos muestran el panorama de lo que es la psicoterapia, que rompe el clasicismo de la psicoterapia psicoanalítica pura, la cual utiliza el verbo como único elemento.

            En cualquier psicoterapia, por ejemplo si hablamos de intervención en la escuela, siempre hay inquietud, miedo, etc., pero nunca tiene que ser tan intenso que impida el relacionarse y el aprender. Hay personas que matan y no tienen miedo, o por ejemplo el nene autista no tiene miedo, cuando está en pleno aislamiento autista. El esquizofrénico que mata no tiene miedo, incluso tiene placer viendo el miedo de la víctima. Entramos ya en psicopatología, pero hay que entender que no es que no tenga miedo, si no que para no sentir miedo se vuelve violento para ver el miedo en el otro. Esto sería la defensa, realmente el que mata es un impotente, tiene miedo atroz pero se defiende del miedo provocando el miedo en el otro. El nene autista no tiene miedo, evita el sufrimiento refugiándose en su mundo sensorial. Cuando sale del autismo, de su refugio, se vuelve violento, es más problemático. Entonces destruye la diferencia. Podríamos decir que cuando funciona la parte autística hay un aislamiento total, hay estereotipias, evitando la relación, el contacto. Por tanto se está evitando el miedo a lo nuevo. Aquí es importante tener en cuenta que la estereotipia hay que cambiarla, introduciendo nuevos elementos para cambiarlas. Las defensas si son neuróticas sí que se pueden atravesar, porque uno tiene un buen aparato mental. Pero en un niño psicótico si tú rompes las defensas, puede devenir un brote psicótico. No puedes angustiar a un TEA en una psicoterapia, no puedes romper sus defensas, hasta que no se sienta seguro, confiado, querido, para salir de su refugio.

            En otros casos se puede dar también que el paciente no pueda interpretar lo que ocurre. Por ejemplo, hay una niña que está en una tienda de golosinas y un adulto le toca los genitales, la niña no puede saber o no interpreta lo que le ha ocurrido. Aquí estaríamos hablando de un término muy clínico freudiano que se llama el aprés-coup. Pero eso es una falta de consciencia que tiene la niña, que cuando el aparato mental está suficientemente capacitado resignifica experiencia anteriores, y en ese caso como eran traumáticas, las ha borrado. Pero están en el inconsciente, el cual es como una memoria de emociones, experiencias, incluso transgeneracionales, pero se pueden hacer conscientes en l’aprés-coup. Podríamos decir en este caso que hay una abnegación, un rechazo, una represión de tipo neurótico.

            Es importante destacar también la idea de Winnicott, que la madre, el psicoterapeuta, tiene que ser una madre suficientemente buena. Porque lo importante es la relación, que sea honesta, que haya  reconocimiento, no intrusión ni maldad. Es decir, tiene que ver con el respeto y la mutualidad. Y todo esto es totalmente aplicable a la terapia y al tratamiento del miedo.

            Como apunte final, podríamos decir quedentro del crecimiento, el cual es uno de los elementos de la estructura mental, hemos hablado de miedo pero no hemos hablado del amor. Éste es ternura, comprensión, delicadeza, empatía. Entonces uno atraviesa el miedo, pero fuera encuentra el amor y luego el placer. Por tanto, para cambiar necesitas un entorno que te signifique, que te comprenda, que no sea tóxico, porque sino la terapia se puede convertir en una relación sadomasoquista. Puedes aprender del ataque, porque lo que sientes es tuyo y entonces puedes aprender si ya tienes las capacidades. Cuando hablamos de aprendizaje se refiere a adquirir unos conocimientos sobre ti, los cuales puedes acceder solo cuando tienes los instrumentos y la capacidad de comprender. El crecimiento tiene que ver con el respeto y la mutualidad. Pero luego hay que volver a relaciones de placer. Si siempre hay miedo y no hay placer, si siempre hay miedo y no hay amor, si no hay un entorno que contenga, agradable, no hay desarrollo.