Nº5 Psicopatología en la infancia y en la adolescencia

La práctica clínica lleva mucho tiempo dominada por la hegemonía de los manuales diagnósticos DSM y CIE. Ambos apostaron por una nosografía de un marcado corte médico que, bajo la pretensión de neutralidad y objetividad, se configuraron como clasificaciones ateóricas, sin reparar que esa decisión ya constituía en sí misma una apuesta teórica. Dichas clasificaciones se convirtieron en descripciones sintomáticas, que fueron agrupándose, en síndromes y epígrafes. Como en cualquier situaciones de nuestra vida cotidiana, elegir implica necesariamente rechazar. Quedaron fuera aspectos esenciales a la hora de comprender las distintas afecciones cognitivas, emocionales y relacionales. Al igual que un dolor de cabeza es un síntoma que se puede presentar en casos de resfriados, gripes o fiebres, es igualmente común en cuadros de tensión muscular de hombros, cuello y mandíbula causados por el estrés, puede estar relacionado con la depresión, o evidentemente con un traumatismo craneal y señalar problemas de mayor gravedad como tumores o hemorragias cerebrales. Un síntoma, por sí solo, es un síntoma, nada más. Dejar de lado factores causales y sobre todo los procesos psicopatológicos subyacentes, en pro del consenso profesional, quizás no sea la decisión más acertada, sobre todo si tenemos en cuenta que muchos tratamientos están directamente influenciados por la propia concepción de la enfermedad. Los artículos que hemos seleccionado en el presente número apuntan en esta dirección.