Psicoterapia adolescente y trabajo con sus familias

Aunque existen diferencias culturales e individuales en la franja de edad para situar esta etapa, si se puede de manera general hablar de un periodo entre los 12 y los 20 años.

La adolescencia se inicia con todos los cambios corporales que conllevan este período, además es una etapa crucial en el desarrollo de la personalidad, pues se trata de un estado transitorio entre la dependencia infantil  y la autonomía (económica, social y emocional) de la vida adulta.

Una de las primeras grandes crisis viene propiciada por la pérdida del cuerpo infantil. Los mecanismos hormonales dan paso a la maduración corporal (aparición del bello, incremento de la sudoración, el desarrollo de los órganos genitales…) que no viene acompañada de una maduración emocional y mental. Entonces la mente del infante se ve encerrada en un cuerpo extraño, que todavía no comprende. Será en este momento cuando el menor experimente un periodo de duelo cuyo resultado esperado será la aceptación de la pérdida del cuerpo infantil y todo lo que ello conlleva. En ocasiones este proceso de duelo su puede ver bloqueado por múltiples circunstancias personales y ambientales, y como resultado pueden aparecer diversas dificultades: falta de autoestima, problemas de identidad, dificultades académicas, trastornos de la alimentación, ansiedad, depresión, dificultades en los procesos de socialización, trastornos psico-sexuales, addciones…

En el transcurrir natural de la adolescencia, los y las jóvenes van a experimentar de muchas formas ese periodo de crisis, puesto que se encuentran en la búsqueda de su propia identidad. La inestabilidad emocional y los cambios bruscos de estado de ánimo formarán parte de la evolución hacia la vida adulta.

En este punto también aparece la curiosidad a cerca de las actividades sexuales, una necesidad de mayor intimidad, aparición de nuevos miedos, así como  la necesidad de experimentar ciertas situaciones con diferente grado de riesgo (hurtos, adicciones (alcohol y otras drogas), peleas…) con el objetivo de reforzar su diferenciación respecto a sus progenitores, lo que podría conllevar conflictos y rivalidad,  y acercarse a su grupo de iguales.

Esa diferenciación de la familia y acercamiento a sus amigos, es un paso natural en su desarrollo y resolución de la crisis. Por este motivo, formar grupos de ayuda mutua entre adolescentes será parte de nuestro proyecto de trabajo con ellos, así como acompañar en el proceso a la familia, para poder entender y apoyar las crisis y miedos característicos de esta etapa. La cual, en cierto modo, también es importante ver como oportunidad para desarrollar estrategias y fortalezas que nos van a acompañar el resto de nuestra vida.